Saturday, July 24, 2010

Todo es parte de lo mismo. En las playas había mucha gente. todos miraban hacia el horizonte donde muchas olas de un tamaño descomunal se formaban. Cuando estas se acercaron a las costas logramos aferrarnos a la roca. Sujetaba a mi amada fuertemente. El agua estaba helada y azotaba la costa. Entre la espuma logré ver gente que se iba hundiendo, otros girtaban. Después vino el recuento, muchos desaparecidos. Encontré a mi madre y algunos parientes. Uno de mis hermanos había desaparecido. Mi madre tenía la esperanza de que hubiese migrado antes de los sucesos hacia el sur. Yo no estaba seguro, pues la vida había cambiado y ya no habían pérdidas, sólo espera. Larga espera en nuestras manos.

Friday, July 23, 2010

Sueño

La noche no fue fácil, el sueño fue arduo y corto
En él yo deambulaba bajo el oceáno. Las aguas eran de un cristal puro, sin ambargo, cercana a la superficie habitaban diminutos organismos. Al mover las aletas estos se dispersaban y la transparencia era absoluta. Me hacia recordar una piscina descuidada y tranquila, de color verde intermitente. El lugar estaba lleno de peces de colores y uno particularmente grande. Era de una azul fuerte pero oscuro con una llamativa mancha amarilla en el costado. Al mirar hacia la superficie te vi sentada al borde del muelle. Nuestra hija en un pequeño traje de neoprén jugaba de espaldas al mar. De pronto perdió el equilibrio y cayó en un lugar no profundo. Donde el mar acaricia las rocas y el resto de las estructuras del antiguo muelle, destruido durante una olvidada tormenta. Se ahoga gritastes, y saltastes de inmediato hacia ella. Yo llegué al instante y te dije calma, la diviso y voy por ella. Se ahoga gritastes. La saqué del fondo, estaba de espaldas, me miró asustada pero estable. Estaba bien. Cuando salimos del agua noté que tu pierna había sido mutilada por una de las rocas. Espantado exclamé: Tu pierna, donde está tu pierna. tu no respondistes y mirastes al horizonte. El corte era perfecto. Logré recuperarla y nos fuimos a la casa. Tu madre aguardaba, lloraba. Si creo que lloraba. Llamamos a un ambulancia. Preparé la tu bolso, busqué tu pierna, que se ponía negra. Limpiamos el muñón y esperamos las respuestas. Otra vez, en un hospital. Esta vez nos dijeron que habría que esperar, tal vez podrían conectarla denuevo. LLoré al saber que tal vez no podrías volver a ser feliz.
Al despertar me aseguré de todo había sido un sueño y que ni tú ni muestra pequeña habían sido presas de él.
A veces uno muere una infinidad de veces y la pérdida no es sólo el comienzo de una perspectiva distante.
Prometo no volver a dejarte al borde de ningún risco.
He decidido comenzar esto a manera de cartas. Porque, la verdad, he intentado desde hace algunos años dar comienzo pero siempre odio lo que escribo y me da pánico esénico. Es que los textos son de calidad bastante discutible y mi inteligencia está desgastada. Pero, como un viejo amigo me dijo, al menos será un testimonio para tu yo interno. Creo que esta vez será, más bien, un testimonio para mi hija. Para que sepa como era su padre antes de envejecer por completo. Hoy jugamos al mounstro y a las ágilas humanas. Hoy fui a buscar a mi amada al hospital. Se veia contenta. Hoy dormiremos juntos los tres. No hay mejor deleite que el mezclar los sueños.

Entonces, como si me comunicara con los muertos o en una ciudad desvastada por la ironía y la verguenza y los soles atardecieran derramando su calor sobre los techos vacíos, escribo lentamente.

Hoy Como una Fina llave

Por miedo al gavilán te llamo hacia las playas
Asediado en los años de dulce orden perverso
Libre de la dura corriente el mar alado
Miro al fondo de la lluvia el témpano líquido
en cuya dual mitad vuelvo a la vida
Allí donde su sable sumergen los soldados
El día vuelve a ser lo que fué antes
Más cerca entre mis vasos como una fina llave
te veo en fríos hielos romper sus resistencia
De su mágdala sin que al fin descienda
Otra vez sobre el óceano
El rayo entre las puertas
Viene y arrastra las visiones de la hierba
Me dispone a su manual de cruel martirio
Más su bello rasgo que red en la marea
Con ráfaga cae a los corales
Parte la luz
Así el espectro solar den dos mitades
Bajo él ella vive
Olvida su soledad viene hacia mí
Cubre sus ojos con fuego verde por rodearme el cielo

(Del gran jubilo 1942, Carlos de Rokha)